Los postres con piña son unos de mis favoritos del verano. Resultan ligeros y muy refrescantes, ideales para terminar una comida familiar. Pocos renunciarán a su ración y muchos querrán repetir, de eso estoy segura. Se convertirá en uno de tus imprescindibles en las próximas reuniones.
Preparar este pastel invertido de piña no resulta nada complicado. Te llevará una hora de tiempo aproximadamente, pero la mitad del trabajo lo hará tu horno. Se que a muchas os da pereza encender el horno en verano, pero el resultado bien lo merece, ¿no creéis? Y si te gusta la piña no dejes de probar también este carpaccio con miel y nueces.
- 60 g. de mantequilla sin sal
- 130 g. de azúcar moreno
- 1 lata de piña en almíbar ligero
- 1 lata pequeña de guindas
- 3 huevos
- 160 g. de azúcar
- 100 g. de aceite de girasol
- 1 yogurt natural
- 175 g. de harina
- 8 g. de levadura química
- 2 cucharadas de almibar de la piña
- Unas gotas de esencia de vainilla (opcional)
- Precalentamos el horno a 180ºC
- Ponemos el azúcar y la mantequilla en una sartén y calentamos para que la mantequilla se funda. Cuando la mezcla empiece a tomar color caramelo añadimos las rodajas de piña y caramelizamos un minutos por cada lado.
- Después, las ponemos -junto con el caramelo- en la base de un molde forrado con papel vegetal. En el centro de cada rodaja colocamos una guinda.
- Batimos los tres huevos con el azúcar hasta que espumen y entonces, añadimos el aceite, el yogurt y el almíbar. Batimos de nuevo hasta lograr una mezcla homogénea.
- Añadimos la harina y la levadura tamizadas y mezclamos con movimientos envolventes.
- Vertemos la masa en el molde y horneamos 33-45 minutos.
- Después, dejamos que el pastel se enfríe 20-30 minutpos aproximadamente para desmoldar y darle la vuelta.