¿Quién no ha degustado alguna vez unos buenos pimientos fritos con sal? Quizás sea uno de los platos más sencillos que os ofrecemos aquí en Recetas de Cocina, si no es el que más, pero no por ello tenemos que dejar de compartirlo con vosotros/as. Como veis es un plato que no tiene mucho misterio, ya que sólo tres son los ingredientes necesarios para su elaboración: aceite (a ser posible de oliva, salen mucho más buenos) para freírlos, pimientos (el ingrediente clave y estrella) y sal fina. Es un plato que sobre todo se hace como acompañante o entrante de otro plato mucho más completo y elaborado. Y aunque no tiene mucha ciencia hacerlo, a continuación os dejamos con el proceso de elaboración (que no superará los 4 pasos).
- 3 pimientos grandes para freír
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal fina
- De primeras, lo que haremos será enjuagar y limpiar bien los pimientos con agua, tanto por fuera como por dentro. Para ello, con la ayuda de un cuchillo le quitaremos el rabo superior, y las pepitas de dentro. Mientras hacemos esto, iremos calentando el aceite de oliva a alta temperatura.
- Lo siguiente será secar bien los pimientos y quitarles el exceso de agua, ya que si los metemos tal cual en el aceite caliente podría salpicar y quemarnos. ¡Y no queremos eso!
- Freír los pimientos a vuestro gusto. A mí, personalmente, no me gustan muy hechos (como veis en la foto) por lo que en cuanto veo que se empieza a separar la piel del pimiento, los saco y los emplato.
- Como último paso, añadimos sal fina (también al gusto pero sin excedernos), y listos para comer. Bon profit!