En muchas ocasiones, cuando por salud o por imagen nos ponemos a dieta, el pollo pasa a ser uno de los alimentos que más vemos a la semana. Bien en pechuga, o bien en muslo, lo solemos comer de dos a tres veces por semana, sobre todo en aquellas dietas más estrictas.
Cuando estamos en la primera o segunda semana de régimen no pasa nada, lo toleramos fácilmente, pero cuando ya vamos por la tercera semana y el pollo sigue siendo una de las comidas principales más asiduas nos cansamos de comer siempre lo mismo. Para que esto no nos suceda, yo he encontrado la clave: el ajo negro. Le da un sabor exquisito, tanto al pollo como a cualquier carne en general y está delicioso.
- 1 kg. de pechuga de pollo
- Aceite de oliva
- Sal
- Ajo Negro
- Las pechugas de pollo podéis hacerlas como más os gusten. Si están troceadas podéis hacerlas en plan brocheta, pero en mi caso estaban cortadas en láminas.
- Se le añade un poquito de aceite de oliva a una sartén para asar o a una plancha eléctrica, simplemente para que no se peguen y se van asando una a una las pechugas de pollo.
- Cuando estén medianamente hechas, le cortamos sobre ellas un ajo negro a cada una y con la ayuda de un tenedor iremos desmenuzándolo por toda la pechuga. Son bastantes tiernos y con el calor del fuego no nos será nada difícil hacerlo.
- Las pechugas las haremos según el gusto de la persona pero yo no recomiendo hacerlas demasiado para que ajo negro no se queme.
- ¡Y listo! Pechugas de pollo con un toque diferente y mucho más exquisitas.
Compartimos!!! Nos encanta la receta!!! 😉
Siempre miro por el programa y me gusta