Comenzamos el fin de semana preparando un capricho dulce. Un flan de queso crema muy sencillo que se convertirá en un gran aliado cuando tengamos invitados a casa. ¿Por qué? Porque es muy sencillo de preparar y podemos dejarlo hecho el día anterior para disfrutar de nuestros invitados.
Podemos hacerlo en una fuente grande, en una flanera o en recipientes individuales. Es última opción es mas elegante que las anteriores; solo necesitaremos poner unos frutos rojos y unas ramitas de menta sobre el flan para conquistar a los comensales. ¿Te animas a prepararlo?
- 2 huevos M a temperatura ambiente
- 2 claras de huevo a temperatura ambiente
- ½ taza de azúcar
- 1½ cucharadita de vainilla
- 2 tazas de leche a temperatura ambiente
- ¼ taza de queso crema a temperatura ambiente
- ¼ taza de azúcar
- 2 cucharadas de agua
- Comenzamos preparando el caramelo. Para ello colocamos el azúcar y el agua en un cazo y sin remover dejamos que el azúcar se disuelva con el calor. A partir de ahi el caramelo empezará a burbujear y a oscurecerse. Durante ese proceso movemos la sartén de vez en cuando. Cuando el caramelo esté dorado, retiramos del fuego.
- Vertemos el caramelo en el molde o en los moldes y movemos estos para que se distribuya uniformemente por la base. Dejamos que repose mientras preparamos el flan.
- Precalentamos el horno a 190ºC.
- En un bol batimos el queso crema y el azúcar con unas varillas hasta que estén bien combinados.
- Después, añadimos los huevos y las claras de huevo y volvemos a batir.
- Agregamos la vainilla y batimos un poco más.
- Calentamos la leche y antes de que hierva, vertemos un cucharón a la mezcla de huevo. Batimos rápidamente para evitar cocinar los huevos. A continuación, vertemos el resto de la leche mientras batimos
- Repartimos la mezcla en los diferentes moldes y colocamos estos en una fuente con agua hirviendo para hornearlos al baño maría. El agua debe llegar aproximadamente hasta la mitad de los moldes.
- Horneamos en el centro del horno durante 75 min o hasta que el flan haya cuajado.
- Sacamos del horno y dejamos que se enfríen. Una vez fríos reservamos en la nevera al menos durante cuatro horas.
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