El falafel es una croqueta de garbanzos triturados. Una preparación típica en Oriente Medio a la que podemos incorporar numerosos ingredientes con el fin de crear versiones diferentes. En esta ocasión en casa hemos probado estos falafel de zanahoria que estoy segura repetiremos.
El falafel se sirve tradicionalmente con salsa de yogur o de tahina, pero que podéis acompañar con la salsa que mas os guste. O como hemos hecho nosotros prescindir de salsas y acompañarlos con una buena ensalada. Si el falafel es lo suficientemente sabroso, ¿para qué camuflar su sabor?
- 2 tazas de garbanzos cocidos
- 2 zanahorias, peladas y ralladas
- 1 cebolla, picada
- 4 dientes de ajo, picados
- 4 cucharadas de tahini
- Zumo de 1 limón
- 2 cucharadas de harina
- 2 cucharadas de perejil fresco, picado
- 1 cucharadita comino en polvo
- 1 cucharadita de cilantro en polvo
- 1 cucharadita de sal en escamas
- ½ cucharadita de pimentón
- Aceite para freír
- Colocamos en una trituradora todos los ingredientes para el falafel (excepto el aceite) y mezclamos hasta obtener una mezcla como de migas.
- Cogemos pequeñas porciones de masa y damos forma a los falafel con las manos o con ayuda de dos cucharas.
- Calentamos el aceite en una sartén y a medida que les damos forma, los freímos por tandas hasta que estén bien dorados. El aceite tendrá que estar caliente, como cuando preparas croquetas.
- Tras freírlos los colocamos sobre un papel de cocina absorbente para retirar el exceso de grasa.
- Servimos los falafel de zanahoria con una ensalada y/o nuestra salsa favorita.