Se dice, se comenta, que el desayuno es la comida más importante del día. Debe tratarse de una de esas verdades absolutas de las que unos pasan olímpicamente y otros, muy avispados ellos, han hecho su nicho de mercado (todo el tema brunch, franquicias de batidos imposibles con todo lo que hay en la nevera y más, vídeo tutoriales de cómo hacer el bol de avena perfecto… etc…etc…). A todos nos encantaría desayunar en bucle, pero en la vida real… solemos preparar el café mientras nos duchamos y masticamos una tostada-galleta mientras terminamos de vestirnos (y así nos va amigos… así nos va). Hoy os pongo sobre la mesa mi descubrimiento de la semana: crujiente de cacahuete y pistacho, y con ello os re descubro el maravilloso universo del trampantojo (parece una cosa, pero es otra… aká magia).
Esta receta, muy fácil y económica, te aportará la energía necesaria para lidiar con todos los típicos contratiempos de la vida cotidiana (esa que no aparece en la foto de los magníficos desayunos de fin de semana que subís a las redes sociales).
- 300 gr de azúcar moreno
- 250 gr de mantequilla
- 360 gr de pistachos y cacahuetes (con la proporción que te dé la gana)
- Sal (para darle un buen meneo al paladar)
- Trituramos el azúcar moreno.
- Derretimos la mantequilla en un cazo y añadimos el azúcar.
- Removemos constantemente hasta que la masa esté bien ligada.
- Añadimos los frutos secos triturados y un poco tibios (pasamos por la sartén antes)
- Extendemos sobre moldes de tartaletas (de aluminio) y dejamos enfriar.
- LISTOS PARA DISFRUTAR