Las croquetas son un buen recurso como entrante cuando se tienen invitados. Se pueden preparar con antelación, congelar y sacar poco tiempo antes de freírlas para servirlas inmediatamente después en la mesa. Esos pasos seguí con estas croquetas de champiñones y puerro que hoy os propongo.
Si algo tienen estas croquetas es sabor. Un sabor que he reforzado incorporando a la leche un ingrediente «secreto»: champiñones deshidratados. En el paso a paso comparto con vosotros como utilizarlo, aunque no os hará falta hacerlo si no lo encontráis o tenéis a mano en el momento de prepararlas. ¿Nos podemos manos a la masa?
- 20 g. de aceite de oliva virgen extra
- 20 g. de mantequilla
- ½ cebolla, picada
- 1 puerro (parte blanca), picada
- 120 g. de champiñones frescos, picados
- 40 g. de harina
- 80 g. de champiñones deshidratados, triturados
- 400-450 ml. de leche.
- Sal y Pimienta.
- Nuez moscada
- Pan rallado (para rebozar)
- Huevo (para rebozar)
- En una sartén o cazuela colocamos el aceite y la mantequilla a fuego medio.
- En otro cazo colocamos la leche con la harina de champiñones secos y la calentamos, manteniéndola caliente hasta que haya que utilizarla.
- Cuando la mantequilla se haya derretido y empiece a burbujear incorporamos la cebolla y pochamos durante 8 minutos.
- A continuación, añadimos el puerro y rehogamos durante 8 minutos mas.
- Después, incorporamos los champiñones y sofreímos hasta que cojan color.
- Añadimos la harina y la cocinamos durante 1-2 minutos, removiendo el conjunto.
- Salpimentamos y a continuación, incorporamos la leche colada poco a poco, mezclando tras cada adición y dejando que vuelva a hervir. Lo ideal es tomarse este proceso con calma; cuanto mas trabajemos la masa mejor quedará.
- Vertemos leche hasta conseguir una consistencia tal que al pasar la cuchara se abra un surco y al remover la mas se suelte con facilidad de las paredes. En ese momento, corregimos el punto de sal, incorporamos nuez moscada a la masa y mezclamos para cocinar la masa 1 minuto mas.
- Vertemos la mesa en una fuente y la cubrimos con papel film de forma que este toque la superficie para que no se forme costra. Dejamos enfriar a temperatura ambiente para después llevar a la nevera toda la noche.
- Al día siguiente formamos bolitas con las manos y las pasamos por pan rallado, huevo y nuevamente por pan rallado. Si no vamos a freírlas ese día, las congelamos.
- Colocamos las croquetas en una fuente (que quepa en el congelador) de forma que no se toquen. Cubrimos con papel film y llevamos al congelador un par de horas. Cuando ya estén congeladas podremos meterlas en una bolsa de congelar sin miedo a que se nos peguen. Así, cuando queramos freírlas podremos sacar la cantidad de croquetas que queramos de la bolsa sin problemas.
- Minutos antes de freír las croquetas las sacamos. Las freímos en pequeñas tandas para que la temperatura se mantenga constante.