Las croquetas además de gustar a casi todos, admiten numerosas combinaciones de ingredientes. Nos permiten aprovechar restos de otras preparaciones o alimentos que están apunto de echarse a perder. Esa es la razón de que el fin de semana pasado me liase a preparar estas croquetas de calabacín.
Hacer las croquetas lleva un tiempito pero el resultado siempre lo compensa. Además, una vez puesta en faena una puede hacer una buena ración y congelar después las croquetas en pequeñas raciones para ir sacándolas a demanda. En casa no las consumimos habitualmente pero algún fin de semana, nos gustan como cena.
Las croquetas son además un fantástico entrante cuando uno tiene invitados. No sabemos cuando podremos volver a tener invitados de la forma que lo hacíamos antes pero probablemente las croquetas estarán en el menú. Sean de pollo, de setas, de espinacas o de calabacín volverán a tener un sitio en la mesa.
La receta
- 1 cebolla blanca
- 350 g. de calabacín
- 60 g. de mantequilla
- 60 g. de harina de trigo
- 600 ml. de leche
- Sal
- Pimienta
- Nuez moscada
- Aceite de oliva virgen extra
- Huevo
- Pan rallado
- Picamos la cebolla, pelamos el calabacín y lo cortamos en daditos.
- Ponemos dos cucharadas de aceite de oliva en una sartén y sofreímos la cebolla 2 o 3 minutos.
- A continuación añadimos el calabacín, salpimentamos y salteamos el conjunto 10 minutos, hasta que el calabacín esté tierno y haya cogido color. Entonces, lo restiramos de la sartén y reservamos.
- En la misma sartén colocamos ahora la mantequilla a fuego medio para que se derrita. Mientras, en un cazo calentamos la leche.
- Una vez la mantequilla esté derretida y burbujee añadimos la harina y cocinamos un par de minutos. Después incorporamos poco a poco la leche caliente sin dejar de remover para que no se hagan grumos. Cocinamos a fuego suave y sin prisa, agregando sal y nuez moscada al gusto.
- Cuando la bechamel esté cremosa añadimos la cebolla y el calabacín y removemos. Cocinamos hasta que al pasar la cuchara por la masa esta deje surco.
- Retiramos entonces del fuego, colocamos en una fuente o plato la masa y la cubrimos con papel film de forma que este toque la superficie de la masa.
- Cuando la masa esté fría, cogemos pequeñas porciones y les damos forma con ayuda de dos cucharas. Después pasamos por huevo y pan rallado.
- La freímos en abundante aceite por tandas, para que la temperatura del aceite se mantenga constante y cuando estén doradas las sacamos y colocamos sobre papel absorbente.
- Después solo queda disfrutar de las croquetas de calabacín.