Una foto tiene la culpa de que me interesase por esta receta, una crema de apio que creía perfecta para incorporar a mi menú semanal. Acostumbro a preparar cremas de calabacín, calabaza, zanahoria o puerro, así que ¿por qué no una de apio? La idea me gustó y me lance a la piscina sin pensarlo dos veces.
Cuando comencé a leer la lista de ingredientes me di cuenta que no era tan ligera como yo me habría hecho a la idea que sería. No es algo negativo; la textura y el sabor me gustaron una vez la probé. Y también la idea de incorporar un pesto de espinacas como acompañamiento. ¿Os animáis a hacerla?
- 3 tazas de apio en trozos
- 1 cucharada de mantequilla
- 1 cucharada de harina
- 2,5 tazas de leche
- 1 taza de espinacas
- ¼ taza de aceite
- 1 diente de ajo
- 30 g. de nueces
- sal
- Pimienta
- Hervimos los tallos de apio hasta que estén tiernos y escurrimos.
- Derretimos la mantequilla en una cazuela y agregamos la harina. Mezclamos y cocinamos un minuto para que la harina se cocine.
- Incorporamos la leche poco a poco para lograr una bechamel ligera.
- Trituramos el apio y nos aseguramos que quede suave antes de agregarlo a la cazuela.
- Mezclamos y cocinamos a fuego lento 10 minutos. Salpimentamos al gusto.
- Mientras se cocina, escaldamos las espinacas 1 minuto para seguidamente, sumergirlas en agua helada. Escurrimos y secamos.
- Combinamos las espinacas con el aceite, el ajo y las nueces. Trabajamos en un mortero o en una licuadora.
- Repartimos la crema en diferentes tazones y decoramos con el pesto de espinacas y pimienta recién molida.