De todos es sabido que la verdura es lo que menos suele gustar a la gente, y los calabacines, es de las que más cuestan dar a probar. Pero también sabemos todos que la presentación de un plato y la manera de cocinarlo es el 60% o el 70% para triunfar con ese plato.
Los calabacines fritos es una de estas recetas que sí suelen gustar, incluso a aquellos que no querían comer calabacines. El por qué, no lo sabemos con exactitud, pero creemos que por la textura, por el rebozado con harina y huevo… ¿Os gustan los calabacines? Si la respuesta es negativa, os animo a probarlos de esta forma. Este mismo proceso podéis hacerlo con cualquier verdura que sea relativamente tierna, como por ejemplo la calabaza o la berenjena.
- 2 calabacines grandes
- 2 huevos
- 1 taza de harina
- Aceite de oliva
- Sal
- Lavamos bien los calabacines y los cortamos en rodajas finas, con un grosor de unos 4 milímetros aproximadamente. Cuando los tengamos cortados en láminas el proceso es el siguiente:
- Con el aceite de oliva bien caliente, primero metemos cada rodaja de calabacín en huevo batido, luego en harina, y finalmente en huevo de nuevo. Y así lo pasamos a la sartén.
- Si freímos con el aceite bien caliente, las rodajas de calabacines quedarán crujientes por fuera y tiernos por dentro: ¡bien ricos!
- Para acabar, a medida que vamos sacando los calabacines vamos poniéndolos en un plato con una servilleta de papel para que absorba bien el aceite.
- ¡A comer!