Este bizcocho de leche condensada, vainilla y chocolate puede convertirse en un estupendo desayuno de fin de semana. Se elabora con sencillez y la masa crece en el horno a modo de volcán logrando un bizcocho compatco y esponjoso al mismo tiempo con efecto marmolado.
El efecto marmolado se consigue intercalando diferentes capas de masa con y sin chocolate de forma irregular y arrastrándolas despues con un palo de brocheta de extremo a extremo haciendo eses. Es sencillo y el efecto que se logra le da al bizcocho una apariencia mas atractiva. Probadlo, no os defraudará.
- 3 huevos grandes
- 50 g. de azúcar
- 220 g. de leche condensada
- 1 yogur de vainilla (o natural)
- 100 g. de aceite de oliva virgen extra
- Esencia de vainilla
- 250 g. de harina de repostería
- ½ sobre de levadura Royal
- 2 cucharadas de cacao en polvo
- Precalentamos el horno a 180º C.
- Batimos en un bol los huevos y el azúcar con las varillas eléctricas hasta lograr una emzcla esponjosa.
- Añadimos la leche condensada, el yogur, el aceite de oliva virgen y la esencia de vainilla una a una, batiendo con las varillas tras cada adición.
- Tamizamos la harina con la levadura e integramos poco a poco en la masa con ayuda de una espátula.
- Separamos la mitad de la masa en otro recipiente aparte y añadimos a éste las dos cucharadas de cacao en polvo. Mezclamos bien para unificar el color.
- Engrasamos o forramos con papel el molde del bizcocho y vertemos la masa por capas; primero una capa sin cacao y encima otra con cacao, repartiendolas irregularmente. Así hasta acabar con la masa.
- Introducimos entondes un palo de una brocheta en uno de los extremos hasta que toque la base y lo arrastramos haciendo eses por toda la masa hasta acabar en el otro extremo del molde.
- Horneamos entre 35 y 40 minutos o hasta que pinchemos con una brocheta y salga seca.
- Sacar del horno y dejar templar unos minutos antes de desmoldarlo sobre una rejilla para que se termine de enfriar.